Si apetece algo refrescante y sin alcohol la mejor opción no puede ser otra que una auténtica agua de sabor, perfecta para acompañar tus platillos favoritos.
Las aguas frescas se pueden preparar con agua y concentrado de fruta. Se llama fresca ya que se debe a la temperatura a la que se sirve esta bebida. Siempre debe estar unos cuantos grados por debajo de la temperatura ambiente.
Las más populares son el agua de Jamaica, la de tamarindo y la de horchata. Aunque hay cientos de sabores en función de la fruta, a lo mejor te apetece elaborarla con mango o tal vez guayaba??
Puedes elegir entre diferentes opciones interesantes que seguro encantarán a más de uno. Descubre nuestra selección de
concentrados de frutas ideales para la elaboración de aguas frescas
Si lo que te apetece es una bebida alcohólica representativa de nuestro país e icono de nuestras tradiciones y fiestas, el lugar le pertenece al tequila.
El Tequila es sin duda la bebida típica mexicana más representativa, una bebida de origen ancestral, que se lleva produciendo desde el siglo XVI y que toma el nombre de la región donde nace. Su origen se dió en la ciudad de Tequila y hoy día, se encuentran un gran número de fábricas productoras de la bebida.
De acuerdo con la cantidad de azúcares provenientes del agave utilizado en su elaboración, se clasifica en las siguientes 2 categorías:
1) Tequila 100% de agave, hecho con agave tequilana weber variedad azul.
2) Tequila, a partir de la mezcla con otros azúcares en una porción no mayor de 49%.
Ambas categorías, a su vez, se subdividen en cinco clases, según las características adquiridas en procesos posteriores a la destilación, las cuales se enlistan a continuación:
Blanco o plata. Es transparente, no necesariamente incoloro, obtenido de la destilación añadiendo agua de dilución, para ajustar la graduación comercial requerida.
Joven u oro. Resultado de la mezcla del blanco con los reposados, añejos o extra añejos.
Reposado. Susceptible de ser abocado (procedimiento para suavizar su sabor), sometido a proceso de maduración, por lo menos dos meses en contacto directo con la madera de recipientes de roble o encino. Se añade agua de dilución para ajustar el contenido alcohólico al permitido comercialmente.
Añejo. Susceptible de ser abocado, sometido a proceso de maduración, por lo menos un año en contacto directo con la madera de recipientes de roble o encino, con capacidad máxima de 600 litros. Se añade agua de dilución para ajustar el contenido alcohólico al permitido comercialmente.
Extra añejo. Susceptible de ser abocado, sometido a proceso de maduración, por lo menos tres años en contacto directo con la madera de recipientes de roble o encino, con capacidad máxima de 600 litros. Se añade agua de dilución para ajustar el contenido alcohólico al permitido comercialmente.
México puede presumir de productos increíbles y por supuesto de sus bebidas, que ocupan un lugar muy especial entre mexicanos y no mexicanos.
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